
Estaba emocionadísima. ¡Iba a poder ver a Beatriz! Cada día faltaba menos para el gran concierto. Iría acompañada de uno de mis mejores amigos porque mis padres no me dejaban ir sola. No era lo suficientemente responsable. Pero eso no importaba. Lo único importante era que por fin iba a verla. Beatriz, la diosa de mis sueños, mi musa, mi vida. Iba a tenerla frente a frente.
Y ahora aquí estoy. Esperando a que salga a escena. Esperando para ver sus ojos verdosos, su pelo negro, su preciosa sonrisa. Estoy preparada para gritarle "te quiero", cuando por fin la veo. Está agarrando un micrófono. Me cae una lágrima. ¡Mi dulce Beatriz! ¡Por fin puedo verte!
No hay comentarios:
Publicar un comentario